Manuel González Aguilera nace en la localidad cordobesa de Cabra el día 6 de octubre del año 1900, su padre era Manuel González Pareja, natural de Sagrilla, término de Priego de Córdoba, nacido en el año 1860 de profesión jornalero y trabajador habitual del cortijo La Cima. Su madre era Carmen Aguilera Caballero, natural de Carcabuey, nacida en el año 1867, ambos vecinos y residentes en Cabra (Córdoba).
Vino Manuel al mundo en una España de revueltas y decadencia que a duras penas aceptaba la derrota militar de 1898 a manos de Estados Unidos y la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas sumida en una grave crisis de identidad que duraría gran parte del siglo XX.
Su infancia, adolescencia y madurez se verán marcadas por la miseria imperante y aterradora que asomaba a la clase obrera y campesina en el país.
Su mayoría de edad le llevaría al servicio militar obligatorio y muy posiblemente a presenciar por primera vez con sus ojos los horrores de la guerra en las campañas bélicas desarrolladas en el norte de África durante los años 1921-1926.
Sobrevivir a ese conflicto bélico y al desastre que significó ver morir a muchos compañeros en las campañas militares marcarían muy posiblemente el rumbo de la vida de Manuel durante los siguientes años después de regresar a casa.
Contraerá matrimonio con la que sería su esposa Josefa Moral Crespo con la que traerían tres hijos llamados Carmen, Manuel y José González Moral.
Años de fatiga, penurias económicas y duras condiciones de vida llevaron a Manuel a tomar la determinación de ingresar en uno de los primeros sindicatos obreros creados en Cabra y en la Agrupación Local del Partido Socialista Obrero Español constituía en esa localidad desde el año 1911.
Su compromiso personal y militancia activa llevarían a Manuel a participar como vocal del Partido Socialista Obrero Español en algunos de los comicios celebrados durante los años de período republicano.
El alzamiento militar de julio del 36 lo sorprendió en Cabra trabajando en las faenas agrícolas. Fue alertado de las primeras detenciones y encarcelamientos que se estaban llevando a cabo de personas con significación política o sindical y de que a él también lo estaban buscando para detenerlo.
Manuel González Aguilera como otros muchos compañeros huyeron a la sierra para no ser detenido. Allí le llegaron noticias de los primeros fusilamientos y paseos.
Algunas semanas más tarde de su huida le llegaron enviaron noticia de que su hija Carmen se encontraba gravemente enferma. Manuel bajo de la sierra para poder verla y estar con ella.
Un » buen amigo » lo delató y fueron a buscarlo. Lo encontraron en el campo cuando estaba con su pequeño rebaño de cabras. Uno de sus hijos fue testigo de la detención y de cómo lo subían en un camión para llevárselo.
Manuel estuvo varios días detenido junto a varias personas más en la prisión habilitada para las detenciones, allí su esposa Josefa pudo llevarle la comida varios días hasta que le dijeron que no fuese ya más porque su marido se lo habían llevado de allí.
Junto a varias personas más en la madrugada del día 23 al 24 de septiembre de 1936 Manuel González Aguilera fueron sacados de la cárcel para ser fusilados en las inmediaciones del cementerio municipal de San José.
Josefa quedó viuda esa madrugada con tres bocas pequeñas que alimentar.
Algún tiempo después pudo saber dónde habían asesinado a su marido Manuel y varias personas más y lo transmitió a primero a sus hijos y cuando llegaron también a los nietos
» … en ese cuadro del fondo, en el cementerio civil, está enterrado vuestro padre, vuestro abuelo. «
Su asesinato y desaparición jamás fue documentada oficialmente. Manuel pasó a ser un » desaparecido» . Nada quedó registrado en el libro oficial de enterramiento del cementerio, ni de él ni de sus compañeros de infortunio… una noche se los tragó la tierra.
Habría que esperar hasta el día 6 de noviembre del año 1942 para que un documento oficial, una partida de defunción, inscribiese su muerte, fuera de plazo legal y anotándose como consecuencia de la misma » … la fenecida lucha contra el marxismo. «
Su desaparición física y documental se justificó con un eufemismo oficial añadido como causa de la muerte para intentar tapar el horror de su asesinato como única verdad de su desaparición.
Su viuda Josefa Moral Crespo, murió sin poder recuperar el cuerpo de su marido para darle digna sepultura. Pero transmitió la verdad de lo sucedido a sus tres hijos. Su marido fue un hombre, honesto, comprometido. Un hombre justo. Un hombre bueno. Por eso lo mataron.
La cadena de la transmisión oral y un emotivo recuerdo del padre fusilado se transmitió de padres a hijos y estos a la vez a los nietos.
Decía el escritor y periodista cubano español Alberto Insua que » … es preferible aceptar la verdad a desconocerla. «
La familia de Manuel González Aguilera siempre quiso conocer la verdad para así poder aceptarla.
Su nieta Ascension González Navas encarna a la perfección ese posicionamiento. Desde que tuvo «uso de razón», desde que era una niña busca a su abuelo Manuel.
Su valentía y tesón la llevarán sin duda alguna a encontrar esa verdad que durante tanto tiempo busca.
Después de 85 años, aún sangra una herida que es necesario cerrar. La verdad es el mayor antídoto.
A Sensi, por todo lo que da.