” … cuando por fin pueda jubilarme, se acabó para nosotros lo feria. Solo quiero que mis hijos no tengan que pasar por lo que nosotros hemos pasado y puedan dignamente tener un futuro, una vida, en otra parte, en otro sitio.”
Aguilar de la Frontera, sabe mucho de la dureza de las ferias. De la trastienda de la fiesta y la diversión. Del otro plano de la cámara, que aún hoy en blanco y negro, sigue pidiendo sacrificios y penalidades a unas personas que practican un modo de vida … una profesión, a veces elegida, a veces no … en peligro de extinción, los feriantes.
Hamburgueserías, pollos asados, tómbolas, caballitos, casetas de tiro,de turrón, churrerías, coches de choque … mil y un negocio familiar, mil y una forma de vida, mil y una historias personales, ligadas a una localidad, Aguilar de la Frontera.
Transmitidos de padre a hijos, a veces por terceras y cuartas generaciones, los feriantes han acudido cada año con sus remolques, casetas y camiones a la cita obligada e ineludible con su trabajo a través del cual han aportado riqueza, inversión y estabilidad social a esta localidad a la par que paseaban con orgullo el nombre de Aguilar de la Frontera por las poblaciones de media España.
La feria, fue y es para muchos de ellos su forma de vida por que los feriantes han sabido hacer de su profesión una actitud frente al mundo. A lo largo del tiempo la mayoría han visto suplantar sus pequeños cacharros manuales por modernos artefactos mecanizados. Y han sufrido en sus propias carnes el amargo elixir de la modernidad en forma de competencia a veces leal y otras muchas desleal, abandonados durante muchas décadas por la indiferencia de las administraciones públicas.
A bordo de sus viejos y rudimentarios camiones, con sus caravanas y puestos ambulantes, lloraron demasiadas veces dejando atrás sus hijos y su familia para poder suplir la falta de oportunidades que les ofrecían estas tierras y buscarse la vida dignamente en otros lugares. Cientos, miles de kilómetros sobres sus espaldas, jornadas interminables de sol a sol y también muchas noches, para que todo estuviese a punto. Fue la forma que eligieron de vida y de la que se han sentido y sienten muy orgullosos, a pesar de la dureza y los tragos amargos.
Algunos todavía se quedan con lo bueno y dicen que ver a la gente disfrutar no tiene precio. No lo cambian por nada del mundo.
Sus apariciones en las distintas localidades donde aparecían con sus atracciones, solo fueron comparables a las llegadas del circo a la localidad. Muchas de estas atracciones, hoy tristemente desaparecidas, el látigo, la noria, el tren de la bruja, los autos de choque … hicieron las delicias durante muchos años de los más jóvenes y también de los viejos del lugar.
Días y noches interminables de montajes, ferias y más ferias, calor, frío, noches sin dormir, accidentes, desmontajes, carretera … carretera y vuelta a empezar.
En los últimos años a la par que ganaban en calidad de vida, en confort en sus viviendas móviles y caravanas, la rentabilidad de sus negocios menguaba. La maldita crisis … la gente harta de todo y las ferias venidas a menos han sido las culpables.
Hoy sus hijos en el mejor de los casos, compaginan el trabajo de la familia en las ferias con los estudios.
” … cuando por fin pueda jubilarme, se acabó para nosotros lo feria. Solo quiero que mis hijos no tengan que pasar por lo que nosotros hemos pasado y puedan dignamente tener un futuro, una vida, en otra parte, en otro sitio.”
La dedicación y el trabajo realizado no se ve compensado con la caja del día a día y después de muchas muchas generaciones dedicándose a la mismo la continuidad generacional se ve seriamente amenazada.
“… vender sonrisas y alegría hoy ya no es rentable. La feria ya no es lo que era. Y muchos abandonan. Cierran y se van .”
Los precios que los Ayuntamientos ponen a los sitios, los gastos fijos y energéticos, sumados a los altos precios de las nuevas atracciones de feria, hacen que sus negocios no sean productivos, ni rentables. Amenazados por otra reconversión mas, los feriantes se lamentan de su situación y nadie les hace caso y lentamente desaparecen …
” … yo lo único que se hacer es esto, es a lo que me he dedicado toda mi vida. Aquí he nacido y aquí me moriré, cueste lo que cueste.”
La feria comienza y a la luz de las bombillas encendidas, hileras de luces de todos los colores que alternan con el revoloteo de las banderas de papel anuncian que las atracciones comienzan a funcionar, los feriantes un año mas han llegado …