“Nadie, jamás vio amigos más unidos que esos dos
que a un tiempo descubrieron
el fuego del licor, el brillo del dinero
el automóvil, el cine y la mujer.”
– J.M. Serrat
Un día cuando éramos algo más jóvenes, todos estuvimos unidos por un proyecto común, la amistad. Ahora muchos años después, hacemos repaso de nuestra existencia y miramos de reojo nuestras vidas… donde al cabo de los años ha habido de todo, debido a las circunstancias personales de cada uno, fundamentalmente.
Cuando somos jóvenes adolescentes, creemos que la amistad es para toda la vida. Pero como tantas otras cosas el paso de los años, nos hace madurar y entender el sentido de aquella amistad verdadera que perduró a pesar de todo e influyó directamente en nuestra vida y por eso aún podemos recordar a aquellos “amigos “ de la adolescencia que tanta huella dejaron en nosotros y nos importaron de verdad.
Hoy podemos decir que se trata de amigos, junto a los que experimentamos la indiferencia por todo lo que no nos era válido , la independencia y la rebeldía por ser nosotros mismos en una época en la que era muy difícil ser indiferente, independiente y rebelde. Sabina dice y creo que no le falta razón que “… cualquier tiempo pasado fue peor, somos más jóvenes ahora”. Creo que a pesar de todo conseguimos darle la mano a un sueño loco y poder sentirnos libres, recuperando en muchas ocasiones el pulso singular de lo verdaderamente importante entre la desazón y la rabia a veces, de promesas incumplidas.
Curiosamente, de nuestros peores momentos surgieron nuestros mejores amigos. Vamos a llamarlos viejos amigos ya. Los más tenace s, los más generosos, los que nunca piden nada y siempre dan. Amigos que nadie eligió por nosotros, solo nosotros. Viejos amigos a algunos de los cuales les perdimos el rastro hace ya tantos años que solo nos queda de ellos el recuerdo de una amistad que parecía ser eterna y el recuerdo de lo que fuimos y ya nunca volveremos a ser.
Algunas veces, en esas horas bajas que todos tenemos, recurridos a los buenos amigos, a esos de toda la vida, para tratar de ahogar nuestras penas en conversaciones vanas inundadas de silencios que pronto dejan de ser incómodos para convertirse en odiosos. Es entonces y solo entonces, cuando descubrimos que ya nada nos une a ese amigo, porque hace mucho tiempo que cada uno ha seguido su propio camino en la lucha por la supervivencia y es entonces y solo entonces cuando entiendes que algunas amistades tienen fecha de caducidad.
Que solo compartes con ellas ya un pasado común y un puñado de recuerdos que muchas veces hay que hacer un esfuerzo por eso … por recordar. Y para no prolongar más la agonía, lo mejor, lo más sensato es entonces relegar a esos viejos amigos a la simple categoría de meros conocidos. Hola y adiós. Y así llegamos a la conclusión, a la dura conclusión de que los amigos, no son para toda la vida, a menos que haya algo que nos vincule a ambos de manera férrea a lo largo del paso de los años. La vida tiene estas cosas. Muchos amigos acaban así fallándonos, quizás sin pretenderlo, solo por dejadez o quizás por descuidar su incuestionable lealtad. No se …., el caso es que al final muchos de ellos acaban decepcionando las expectativas que un día en ellos depositamos. Y esos desengaños duelen y marcan a hierro como si nos quitasen un trozo de lo más querido. En realidad nos quitan un trozo de nuestra propia existencia.
Pero tomando la experiencia como certeza también hay que decir que otros amigos siempre siguieron ahí, día a día, pese a las adversidades y el paso del tiempo. En los buenos y en los malos momentos. Personas que un día entraron en tu vida y ya nunca más han salido de ella a pesar de haberse separado nuestros caminos en infinidad de veces. Esos amigos son incondicionales… han sido testigos directos de nuestra propia historia y al saber tanto de ti como tú mismo han sido dotados de un arma arrojadiza para poder hacerte daño y nunca la utilizaron contra ti.
Tan jóvenes, aún y a la vez tan viejos, hace tiempo que se convirtieron en esos amigos por lo que merece la pena la amistad. Viejos … y buenos amigos. Amigos de verdad. A ellos va dedicado este articulo.